TEORÍA
CRÍTICA
Prof. Licenciada CECILIA BÁEZ - UBA – Rca. Argentina
Clase: Lunes, 24 de febrero de 2020
Auditorio FADA. UNA. - Paraguay
INTRODUCCIÓN
Pensar en la teoría crítica, significa en muchos
aspectos, repensar nuestra realidad. Hace tiempo tuve conocimiento de la
existencia de la Orquesta de Cateura. Un emblema de las múltiples posibilidades
de hacer y permanecer en este mundo, pero sobre todo es un ejemplo de las
infinitas posibilidades de transformar, de revolucionar desde lo que tenemos
hasta donde imaginamos, que también es una posibilidad infinita. Traigo este
pensamiento a colación de la crítica arquitectónica porque es un resultado,
quizás no esperado, de un proceso histórico que podemos enmarcar en la
modernidad.
La arquitectura moderna no puede pensarse sin tener en cuenta
los procesos correlativos que tienen lugar en la época en la que surge. Esto
quiere decir que no hay fenómenos aislados, sino que hay una intersección de
acontecimientos que le otorgan sentido a las épocas. Puede haber acuerdos o no
sobre cuando empieza cada una, pero lo que es innegable es que cuando emergen,
dejan un sello indeleble que permite identificarlas y diferenciarlas frente a
otros procesos. En el sentido semiológico, se da la SIGNIFICACIÓN, es decir que
lo pensado (las ideas, el significado) se develan en objetos materiales (el
significante). Hoy podemos hablar de la arquitectura globalizada porque
encontramos un modo de significación de la época a través de lugares que se
repiten. Esos lugares están diseñados como un acuerdo de cómo deben verse los
espacios para pertenecer al sistema global de ciudades, por ejemplo.
A principios del
siglo pasado se vivió un proceso concomitante de migraciones europeas,
revolución industrial y desarrollo tecnológico, pero también del arte, que duró
hasta mediados del 1900. Esos procesos
cambiaron las formas de pensar y vivir el mundo en lo cotidiano. Uno de los
grandes cambios en el plano estético se produjo en el sistema creador – objeto
– receptor (SOS o Sujeto – Objeto – Sujeto).
En ese cambio, el significante (LA FORMA) pasó a ser lo preponderante
porque contenía el significado, pero fundamentalmente, ERA EL SIGNIFICADO.
El objeto majestuoso era la acción humana posible y en ese
sentido, fundaba una nueva historia. Así,
los edificios rascacielos representaban esa posibilidad y fundaban una nueva
historia. Pero a la vez que se fundaba se destruía todo lo que no representaba
a la época. Sin embargo, la concepción de lo nuevo no podía ser sin su opuesto,
la historia anterior, puesto que todo para tener identidad, requiere de un otro
y ese otro se refundaba en los lugares más inesperados. El nacimiento de una sociedad
capitalista que necesitaba destruir cualquier posibilidad de relación con el
pasado, generaba desperdicios que eran trasladados a ninguna parte o a lugares
alejados de tanto desarrollo. Estados Unidos comenzó a enviar basura a lugares
lejanos para recomenzar la fantasía capitalista del reciclado, pero también
para alejar lo que no quería. Diferentes lugares de América Latina con marcos
jurídicos muy laxos respecto a la importación de basura, se abrieron a
convenios que permitían acoger esos residuos.
Cateura fue uno de los lugares asignados para ubicarlos. Y Cateura le dio música al mundo.
Objetivos
de la clase
-Identificar fenómenos como integrantes de procesos
históricos
-Identificar los procesos históricos como marcos de
cambio social.
- Analizar los
procesos de valoración de bienes culturales en diferentes épocas
- Evaluar las concepciones patrimonio cultural y la
transformación del mismo en bien cultural
Bibliografía:
-
Del Toro F. (2011), “Intersecciones III”, 1ra. Edición, Ed. Galerna, Buenos Aires.
-
Graeber D. (2018), “Hacia una Teoría Antropológica del
Valor”, 1ra. Edición. Ed. Fondo de
Cultura Económica., Buenos Aires.
-
Revista de Patrimonio (2011), Ed. G.C.B.A, Buenos Aires.
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