Ir al contenido principal

Elogio de Ariadna - Josep Quetlas

Material de apoyo didáctico.                                                                                                     

ELOGIO DE ARIADNA 1
"Desde siempre, ellos han querido hacernos creer que Dédalo, el constructor, fue el primer arquitecto -y que su obra, el Laberinto, fue la primera arquitectura.
Dédalo: el buen profesional, eficaz y sobrio, que no hace preguntas sino que da respuestas, el artífice indispensable en toda sociedad bien ordenada, desde la Cnosos de Minos a la Barcelona de Porcioles y Maragall.
Nos mentían.
Nunca pudo ser Dédalo el primer arquitecto, porque su laberinto no era arquitectura.
Para funcionar, para engañar al incauto, aquella fábrica prodigiosa, aquella implacable máquina de desorientar debía perder su apariencia, desvanecerse, renunciar a dejarse reconocer, no debía tener forma.
¿Y quien es capaz de llamar "arquitectura" a lo que no tiene forma?
Ahí no hay trayecto, ni dirección, no hay adentrarse o estar saliendo. Ni siquiera volver a pasar por el mismo sitio llega a reconocerse como repetición y tampoco puede medirse así el tamaño, el ritmo del lugar. Todo es indefinible vaguedad, que acompaña los pasos, siempre iguales, del desorientado.
En tal continuidad no hay arquitectura.
¿Cuándo aparece la arquitectura?
Cuando entre tanta diferencia, se distingue una forma. Cuando en el laberinto, se fija una dirección, un trayecto: cuando Ariadna tiende el cordel con el que señalará el camino. Es entonces cuando cada cosa pasa a tener nombre y posición: tú eres la entrada y tú el camino, tú la trampa y tú la salida, tú el centro y tú la orilla. Nombre, es decir, identidad propia, diferencia, relaciones mutuas, forma.
Es Ariadna y no Dédalo, el primer arquitecto.
El arquitecto no es quien construye, sino quien edifica la forma. La arquitectura aparece con el mismo gesto que dota de sentido al edificio, que lo interpreta. La forma es el resultado de la interpretación, o mejor, existe en ella -no previa a ella, sino como su simultánea condición y resultado, como su otro nombre.
Forma e interpretación son sinónimos, y hay un tercer término también equivalente: arquitectura.
Con otra característica, inmediatamente advertible. En el mismo momento que Ariadna dota de forma al laberinto, describiéndolo, lo destruye -lo desarma, lo desarticula, lo vuelve inefectivo como trampa embaucadora, revela sus mecanismos de sugestión.
La arquitectura solo puede ser, pues, deconstructiva.
Gombrich lo explicó bien con una fórmula más concentrada, pero exacta: No se puede padecer una ilusión y analizarla. Pero es que "no se puede" lo que está por comprobar, no por escrupulosidad científica sino por gusto, por sentirse prendido y saliendo de la ilusión. Hay que despojar, sin embargo, de todo envoltorio heroico la tarea deconstructiva de Ariadna. No se trata de adoptar el papel de un Odiseo atado al palo de la nave, para escuchar pero no ceder al canto de sirenas. Se trata de trabajar como un carnicero, como un trinchador, con la exacta cerebrabilidad de quien localiza con precisión las articulaciones que sostienen las partes, los papeles, y aplica con el gesto más económico para cortarlas.
Se debe padecer una ilusión y analizarla, porque el análisis no es simple refutación de la ilusión -lo que reforzaría la ilusión, lo que aseguraría el temor del análisis por padecer una ilusión-,sino desarticulación de la ilusión desde su interior, por obra del análisis, estallido.
"SOLITA SEÑORA. APARECE OTRA VEZ ENTRE NOSOTROS, TRÁENOS TU CORDEL, ENSÉÑANOS COMO CAEN LAS CIUDADES MÁS PERFECTAS, ENSANCHA NUESTRO ASCO Y NUESTRA ASTUCIA, DIRICE NUESTRAS MANOS, TRAE TU CORDEL..."

1. Quetlas, Josep. "3. Tercer escrito. Elogio de Ariadna" .Pasado a limpio, I. Girona, Pre-textos. 2002

Comentarios

Entradas populares de este blog

Saber Vulgar y Saber Crítico - Adolfo Carpio

Saber Vulgar y Saber Crítico Carpio, Adolfo: Principios de filosofía. Una introducción a su problemática. Bs. As.: Glauco, 2004. pp. 37-41 CAPÍTULO III: LA FILOSOFÍA COMO CRÍTICA UNIVERSAL Y SABER SIN SUPUESTOS 1. El saber vulgar Conviene en este punto que nos detengamos para establecer algunos caracteres del conocimiento filosófico y sus diferencias con el científico. Para ello se comenzará por considerar las principales formas de "saber", término que ya ha sido empleado repetidas veces. La palabra "saber" tiene sentido muy amplio; equivale a toda forma de conocimiento y se opone, por tanto, a "ignorancia". Pero hay diversos tipos o especies de saber, que fundamentalmente se reducen a dos: el ingenuo o vulgar, y el crítico(1). Si bien de hecho se dan por lo general imbricados el uno con el otro, el análisis puede separarlos y considerarlos como tipos puros, siempre que no se olvide que en la realidad de la vida humana concreta se encuentran íntimamente...

Juegos de Lenguaje-Wittgenstein

Material de apoyo didáctico    -   Fuente:  https://es.wikipedia.org/wiki/Juego_del_lenguaje LUDWIG WITTGENSTEIN Juego del lenguaje El juego de lenguaje es un concepto mayor de la filosofía de Ludwig Wittgenstein. Desarrollado en la parte denominada post-Tractatus de su obra, el concepto es uno de los más célebres del pensamiento wittgensteiniano. Aunque se menciona en textos anteriores, el concepto de juego de lenguaje no es desarrollado por primera vez hasta el Cuaderno azul (1933- 1934), pero recibe en lo sucesivo otras explicaciones.                                                                 Formas primitivas de lenguaje o experiencias de pensamiento, los juegos de lenguaje son el centro                        ...

Antropología filosófica - Ernst Cassier

Lectura recomendada por la Cátedra ERNST CASSIRER ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA Introducción a una filosofía de la cultura Título de esta obra en inglés : Essay on man. © 1967 Yale University Press, New Haven, Connecticut. Traducción al español: EUGENIO ÍMAZ FONDO DE CULTURA ECONÓMICA. MEXICO. 1968                                                                                                                              “El hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adoptar las condiciones de su propia vida; ya no vive solamente en un puro universo físico sino en un universo simbólico . El lenguaje, el mito, el arte y la religión...